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Tecnicas Aclamadas
(demasiado antiguo para responder)
Hector F. Garcia
2004-11-27 17:42:30 UTC
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A estos tipos, el ejercito argentino los "neutralizaria" con las tecnicas
aclamadas que empleo en la decada del 70 al liberar la nacion argentina de
terroristas.
------------------------------------------------------------------
Tiene 11 años y es el más buscado por la policía

Es el hijo del recordado delincuente Néstor "Sopapita" Merlo, quien en 1996
se hizo famoso cuando fue asesinado por un kiosquero harto de ser asaltado

Tiene 11 años y a la edad en que tendría que ir a la escuela está acusado de
integrar la banda que asaltó al ingeniero Miguel Petrucelli, quien esta
semana, en El Palomar, intentó resistirse al robo de su auto.

Antecedentes

Su padre, Néstor "Sopapita" Merlo, era el precoz líder de una banda que en
los años 90 manejaba a su antojo la delincuencia en la zona de Tres de
Febrero. Él y su gente tenían su "base" de operaciones en Villa Pineral,
provincia de Buenos Aires

Entonces, Merlo peleaba su puesto contra el líder de otra banda de la zona,
que también disputaba el territorio. Sin embargo, "Sopapita" era quien
detentaba el poder.

Entre sus antecedentes, contaba también con enfrentamientos ante la policía
bonaerense; enfrentamientos que luego continuaron con su muerte, como cuando
los efectivos cuidaban la vivienda del kiosquero que el 10 de mayo de 1996
lo mató cuando ingresó a robar a su negocio. Tenía entonces 20 años de edad.

Desde entonces, el comerciante y su familia ya no pudieron vivir tranquilos,
acosados por los seguidores de "Sopapita", y tuvieron que "refugiarse" bajo
la figura de "identidad reservada". A todo esto, la banda del delincuente
también se había dividido en una pelea por espacios de poder.

El día después de la muerte de Merlo, sus seguidores balearon la casa del
kiosquero aún ante la presencia de la policía. Un hecho curioso de aquella
jornada fue que resultó herido de un balazo el recordado periodista Enrique
Sdrech.

Luego, en el funeral, sus amigos habían colocado un porro encendido sobre el
ataúd y despidieron sus restos con tiros al aire ante la mirada policial.

La banda de "Sopapita" era conocida como la de los "Paraguayos". Lo apodaban
de esa manera porque era alto, flaco, cabezón y tomaba bebidas alcohólicas a
granel.

De tal palo...

Ahora, su hijo, de tan sólo 11 años, que lleva el mismo apodo que su papá,
está acusado de haber participado del asesinato del ingeniero junto a tres
cómplices de 14, 15 y 18 años.

La policía cree que el menor se encuentra refugiado en una villa de la zona,
pero sabe que será difícil atraparlo, tal vez porque muchos de los vecinos
lo protegen.

Actualmente, policías de la comisaría Sexta, de la Jefatura Departamental y
de la Delegación de Investigaciones (DDI) de Morón continúan tras sus pasos.

Sin embargo, por ser menor, en el caso en que sea encontrado no será
imputado y quedará, en cambio, a disposición de la Justicia de Menores de la
provincia de Buenos Aires.

En cuanto a sus cómplices, el de 18 años se encuentra preso, el de 14 está a
disposición de la Justicia de Menores, y el de 15 está sospechado de haber
sido quien efectuó el disparo que terminó con la vida del ingeniero, quien
llegaba a su casa a bordo de su auto importado.

Entonces, los gritos de su esposa hicieron que los delincuentes escaparan
sin concretar el robo, pero en su retirada alcanzaron a balear al
profesional.
pedro martori
2004-11-28 00:56:50 UTC
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Mario Firmenich
ex- jefe montonero dijo allí que coincidía con Jorge Rafael Videla en que había habido una guerra.

LA NACION LINE
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Política Buscar

Los intelectuales y el país de hoy"Hay que desterrar el odio y
reconciliarse", dice Vigo Leguizamón
Escritor, abogado y pensador católico

"Siempre me pareció necesario encontrar un punto de unión. Joaquín V.
González ya incitaba a que se hicieran todos los esfuerzos posibles para
dejar atrás ese odio ancestral que ha perdurado a través de generaciones y
que le ha hecho tanto daño a la República Argentina."

Esta es la idea fuerza, la obsesión que, desde hace una década, pone en
movimiento al abogado santafecino Javier Vigo Leguizamón, un militante
católico de 53 años que estudió con los jesuitas, y que en los años 70 vio
morir a muchos amigos suyos, de un lado y del otro.

En 1991 quedó impresionado con el reportaje que el periodista español Jesús
Quinteros, en su programa "El perro verde", le hizo a Mario Firmenich. El ex
jefe montonero dijo allí que coincidía con Jorge Rafael Videla en que había
habido una guerra. Esto lo llevó, primero, a publicar una nota en El Litoral
de Santa Fe, titulada "El mea culpa de Firmenich", donde reproducía sus
críticas a las Madres de Plaza de Mayo porque éstas negaban la militancia de
sus hijos desaparecidos. Después decidió escribir un libro. Entre las
actitudes reveladoras de nuestra idiosincrasia, Vigo Leguizamón descubre que
la costumbre tan argentina de discutir el pasado difícilmente incluye la
parte propia.

Realizó entrevistas y fue durante esa investigación que se decidió a
escribir "Amar al enemigo", libro con el cual intentó tender los primeros
puentes hacia la posibilidad de una reconciliación nacional. La planteó
"sobre la base de la fe religiosa de los protagonistas -dice-, porque
siempre se coloca la ideología por encima de la verdad". De paso, recuerda
"la grave responsabilidad de los intelectuales que auspiciaban la violencia
y la de los políticos que consentían esas barbaridades". Y cuestiona la
forma de contar la historia.

-¿Usted ha encontrado omisiones en el libro "Nunca más"?

-En "Nunca más", hay algo inexplicable. Cuando se mencionan las 908
desapariciones anteriores al 24 de marzo de 1976 se las llama, extrañamente,
"casos pilotos". Sin embargo, eso demuestra que el terrorismo de Estado
comenzó, entonces, después del fallo de la Corte Suprema que reconoció los
crímenes de lesa humanidad. Aquel gobierno constitucional no puede
adjudicarle todos los crímenes a la Triple A, porque ésta sumó ochenta
muertes. ¿Y los centenares restantes? Debemos juzgarlo todo, porque esa
metodología aberrante no empezó en 1976. Por otra parte, la Argentina nunca
ha tenido un juicio crítico riguroso de su pasado.

-Los crímenes de la Triple A fueron responsabilidad de aquel gobierno. En su
biografía de José López Rega, el periodista Marcelo Larraquy revela un
documento del Partido Justicialista en el que se le daba respaldo a la
Triple A.

-Y en "El presidente que no fue", Miguel Bonasso le adjudica a Perón haber
engendrado la Triple A. La tesis del juicio a los comandantes señalaba que
esas cosas no pueden ocurrir si no son consentidas por el poder de turno, y
por eso se los condenó. Entonces, hay que aplicar el mismo criterio con lo
ocurrido antes. A mí me interesa llegar a la verdad para hacer justicia. Se
silencia, por ejemplo, que en las Fuerzas Armadas hubo un período anterior,
cuando Lanusse enfrentaba al terrorismo con la ley en la mano y creaba la
Cámara Federal en lo Penal, que absolvió a muchos guerrilleros. Además,
cuando asumió Cámpora había dos mil guerrilleros detenidos, o sea que no
estaban desaparecidos. Cuando el ministro Jaime Perriaux envió el proyecto
para la creación de la nueva Cámara advertía que el gran desafío era
combatir al terrorismo dentro de la ley, lo que indicaba que existían
tentaciones para hacerlo por fuera de la ley. El 25 de mayo de 1973 se dictó
una ley de amnistía y se modificó el artículo 80 del Código Penal,
estableciendo que de allí en adelante quien matara a un juez o a un militar
no merecería la pena de reclusión perpetua. Todo ocurrió en un día. Menos de
un año después, sería asesinado el juez Jorge V. Quiroga, lo que me hizo
pensar que todo había sido premeditado. Tampoco hay que olvidarse de que
Rodolfo Galimberti había llamado a la creación de las milicias populares.
Héctor Sandler, testigo preferencial del momento, me explicó que la
situación confundía a los políticos y que cuando se abrieron las cárceles la
marea de los acontecimientos resultó incontenible. Le observé que del otro
lado se podían utilizar los mismos argumentos.

-En 2001, cuando publicó "Amar al enemigo", usted pensó que era posible
llegar a una reconciliación. Pero fíjese lo que ocurrió después.

-Yo me propuse cumplir con el más difícil de todos los mandamientos
católicos, pero no se trata de algo evangélico, sino de intentar convertir
al enemigo de ayer en el adversario de hoy. Si hombres como Nelson Mandela y
Frederik de Klerk fueron capaces de dialogar, ¿cómo no iba a ser posible un
encuentro de reconciliación entre Videla y Firmenich? Les expuse esa idea a
distintas personalidades. Todos la consideraron interesante, aunque les
parecía algo muy difícil de instrumentar. También hablé con ambos
protagonistas. A Firmenich le pregunté si había podido construir el hombre
nuevo que propiciaba entonces. El me dijo que en la cárcel, leyendo
proverbios, había descubierto que eso llevaría miles de generaciones. Yo
quise saber si estaba dispuesto a encontrar puntos de unión para disminuir
las causas del enfrentamiento y me dijo que, aun cuando los demás no lo
comprendieran, eso podía ser loable, pero que era imprescindible que la
reconciliación fuera convocada desde el poder. "Si no, Videla y yo moriremos
aplastados", agregó Firmenich. Recordó que en 1994 había propuesto que la
convención constituyente de Santa Fe sirviera para que "todos los sectores
aceptaran sus culpas y se comprometieran a convivir pacíficamente, para que
ese pasado de odio quedara atrás", pero admitió que no tuvo éxito y que se
hicieron los indultos a las apuradas.

-¿Y Videla qué le dijo?

-Le hice el mismo planteo y comenzó con mucha renuencia, distinguiendo que
él había sido comandante en jefe del Ejército, mientras que Firmenich
lideraba una organización ilegal. Le hice notar que se trataba de un diálogo
de reconciliación, en el que los títulos no interesaban. Entonces aceptó.

-¿Cuándo realizó esas entrevistas?

-En 1999. Primero a Videla y luego a Firmenich. A la vez, hice muchos
esfuerzos para que el poder político y la Iglesia convocaran a un diálogo
fructífero. El temor de la Iglesia era que cada uno llevara agua para su
molino. Pero, desde el punto de vista de la fe, creo que en un diálogo de
este tipo hay que dejar actuar a Dios, porque las vallas más insalvables
pueden derrumbarse. Todos pueden elevarse para hacer algo trascendente, para
evitar que la tragedia vuelva a ocurrir.

-¿Habló con el Ejército?

-Hablé mucho con el general Ricardo Brinzoni cuando era comandante en jefe
del Ejército, y me dijo que todo eso podía servir para conocer lo que había
ocurrido realmente con algunos desaparecidos, para esclarecer bien el
asunto, ya que existe una razón biológica para llevar adelante el diálogo,
porque los protagonistas se van a ir muriendo y se llevarán sus secretos a
la tumba. Pero es importante dialogar si están incluidos todos los sectores,
porque hasta ahora el mea culpa sólo lo hicieron las Fuerzas Armadas y la
Iglesia. No lo hicieron los políticos ni los intelectuales, salvo Pablo
Giussani en "Montoneros, la soberbia armada", donde señala que para que la
tragedia no vuelva a ocurrir hay que sacar a la luz todo lo sucio. Giussani
menciona la lógica violenta de aquellos intelectuales que proclamaban la
mística de los "diez, cien, mil Vietnam" sin advertir que las armas iban a
tomar su propio camino y le dedica el libro a Adriana, una chica de 16 años
que murió el día de su cumpleaños, cuando iba a poner una bomba en una
comisaría. Señala que esa muerte es una de las pocas que no se le pueden
achacar al gobierno militar y se pregunta quién programó a Adriana, "porque
a través suyo encuentro rostros de muchos amigos y hasta el mío propio, a
través de toda una generación que actuó irresponsablemente con esa mística".

-Giussani fue el primero, pero le siguieron otros...

-Hoy Beatriz Sarlo dice prácticamente lo mismo. Cuando criticó el acto de la
ESMA fue por la exclusión, porque allí debieron haber estado quienes piensan
que los sectores radicalizados eran terroristas y los que creen que no fue
así. Ella tiene la hidalguía de confesar que en aquella época la idea de los
derechos humanos le era totalmente ajena, porque creía en la revolución
social. Más que por su ideología, Sarlo se está preocupando para que esos
trágicos sucesos no vuelvan a ocurrir. Esta es la sana actitud.

-En su excelente relato, Giussani recuerda que siempre le advertía a
Francisco Urondo que, por el afán de enfrentar al Ejército, habían terminado
por militarizar todo el movimiento. En los últimos años, los guerrilleros
finalmente contaron casi todo en sus diversos libros autobiográficos.

-Era la cultura de la muerte, a la que ahora se califica de "pasado
glorioso". Yo no niego los ideales, pero creo que se pueden rescatar éstos y
condenar la metodología. El ejemplo más notable es el del doctor Alberto
Molina, que perdió cinco hijos montoneros y cuando lo fueron a buscar las
Madres de Plaza de Mayo para que se pusiera al frente de las manifestaciones
respondió que no quería publicitar su dolor. Lo entrevisté para mi libro y
me dijo: "Todos tenemos que sentarnos a hacer un mea culpa, porque fue un
error muy grave, de ciertos políticos e intelectuales, difundir la teoría de
la violencia, haber negado la ley macro de la vida, que vale por sí misma y
no por lo que cada uno piensa". Cuando presenté el libro, Molina estaba a mi
izquierda. A mi derecha, se sentó el teniente coronel Marcelo López, cuyo
padre fue asesinado por el ERP y, aun así, nos propone vivir sin odios, sin
aferrarnos al pasado, porque cree que el dolor es igual para todos. Lo mismo
piensa el hijo del coronel Jorge Larrabure, y tantos otros del sector
opuesto. ¿Qué sentido tiene seguir con ese odio en un país en ruinas, con un
cincuenta por ciento de pobreza y un treinta por ciento de indigentes? ¿De
qué nos sirvieron tantos miles de víctimas si se triplicó la brecha entre
ricos y pobres?

-Hace un año usted publicó "Si Frondizi viviera". ¿Cree que un presidente de
las características del dirigente desarrollista hubiera solucionado estos
problemas?

-Arturo Frondizi no se aferraba al pasado, porque se vive en el pasado
cuando se carece de un proyecto de futuro. La Argentina sigue aferrada a un
esquema agroexportador, creyendo que con la exportación de commodities
andaremos bien. Pero solamente el siete por ciento de nuestras exportaciones
son productos de alta tecnología, cuando el mundo se ha transformado en una
sociedad de conocimientos. La Argentina de 1958 estaba muy dividida, partida
por la mitad, y Frondizi, lejos de incentivar el odio, halló un proyecto de
futuro para integrar y darle cohesión a la sociedad, porque había reclamos
de justicia social, necesidades imperiosas, y sólo podían satisfacerse con
el desarrollo. Por eso su prédica era agrandar la torta, preocuparse por un
nacionalismo de fines y no de medios. Había publicado "Petróleo y política",
donde auspiciaba el autoabastecimiento petrolero a través de YPF, pero
cuando llegó al poder tenía en caja 250 millones de dólares y vencimientos
por 784 millones. La producción estaba en los niveles de 1938 y la renta
minera se había quedado estancada. Se dio cuenta de que la clave para
cambiar eso era la acumulación de capital. Paralelamente, comprendió que si
se aferraba a sus ideas y a su ego iba a consolidar la dependencia. Desafió
los patrones establecidos y, con la idea del desarrollo, provocó una
revolución mental.

-La primera ley que Frondizi envió al Congreso fue una amplia amnistía, que
levantaba todas las interdicciones y beneficiaba a los ex funcionarios
peronistas. A unos con razón y a otros no tanto, pero se hizo borrón y
cuenta nueva.

-Es lo que Mandela hizo en Sudáfrica. Primero vio la realidad en toda su
dimensión y no la negó, no creó su propia verdad mediática: trazó un
proyecto de esperanza. Julián Marías dijo que, después de Franco, en España
vieron que las raíces habían permanecido y fueron a buscarlas. En la
Argentina necesitamos políticas de Estado comunes, que influyan fuertemente
en la tecnología, como ocurre en España y en la India. Necesitamos un
crecimiento parecido al de Japón, al de Singapur. Finlandia tenía un veinte
por ciento de desocupación, el sistema financiero y las empresas quebradas,
con la producción centrada en la madera. Tomaron la decisión estratégica de
invertir el 3,5 por ciento en ciencia y tecnología, hasta convertirse en el
tercer país del mundo. Lograron crecer. Pero esos pueblos tienen muy en
claro lo que la ciencia y la tecnología pueden hacer por ellos. En cambio,
la Argentina invierte en esto apenas el 0,4 por ciento del presupuesto
nacional. ¿Por qué no nos unimos todos los argentinos en una política de
Estado que accione la palanca del desarrollo, como hizo Frondizi con el
petróleo y con la reconciliación?

-Porque nos cuesta trabajar políticamente en conjunto. Lo proclamamos en
teoría, pero en la práctica nos enfrentamos enseguida.

-Es que el problema no pasa por la ideología, sino por la sociedad, que está
acostumbrada a que todo se lo cocinen, bien o mal, desde arriba; está muy
predispuesta a la aceptación. No es fácil aplicar aquí las experiencias de
otros países, porque ésta es una sociedad muy corrompida moralmente. Se
creía que era un gran país, con un formidable futuro, porque hay de todo,
pero siempre con la idea de que vamos a heredar sin esfuerzo, como el hijo
del rey. Hasta la Segunda Guerra Mundial, la Argentina era un país rico.
Después comenzó a empobrecerse. Los recursos naturales, más allá del precio
coyuntural de la soja, rinden cada vez menos. Arturo Frondizi fue un
precursor porque se dio cuenta de que no podíamos progresar si seguíamos
limitados al papel de granjeros. Por eso batalló por la industria liviana,
por la industria pesada, por la siderurgia. Hoy la producción agraria creció
de treinta a setenta millones de toneladas, pero uno de cada dos argentinos
es pobre. Debería existir un derecho a la prosperidad, porque si no
volveremos a la violencia. Cualquier persona medianamente informada mira el
mundo, analiza las tendencias y se da cuenta de por dónde puede venir el
progreso. Nosotros seguimos divagando.

-¿Qué respuesta obtuvo el diálogo que propuso la Iglesia?

-No hubo contestación. Apenas un intercambio entre un obispo y el
presidente, pero éste no comprendió la trascendencia del diálogo de
reconciliación, que implica hacerse cargo de las culpas propias. Los
políticos también deben asumirlas, porque fueron ellos quienes abrieron
caminos legales a los actos ilícitos, los que propiciaron la violencia.
Algunos llegaron a decir que lo que importaba era la liberación, no los
medios que se utilizaban.

-Pero ¿cuál fue la responsabilidad de la Iglesia en todo esto? Porque tenía
en su vientre a los dos sectores y los dejó actuar...

-La Iglesia tenía dentro de ella a los dos sectores, es cierto. Pero si uno
lee en profundidad sus documentos, algunos públicos y otros privados, se
advierte un gran esfuerzo por disminuir los efectos del baño de sangre que
se estaba generando. La Iglesia creyó de buena fe que actuando por debajo,
negociando silenciosamente con los mandos militares, lograría mayor éxito
que con un enfrentamiento total. Pudo haberse equivocado, pero hay unas
cartas públicas en las que se cuestionan las metodologías.

-Los Montoneros nacieron en la Iglesia, y fueron tolerados. Allí no se los
condenó.

-Como ex alumno jesuita, vi esos efectos y leí el libro "Arrupe, una
explosión en la Iglesia". Pedro Arrupe, que era el padre general de los
jesuitas, propiciaba llevar el análisis marxista de la sociedad a todos los
colegios de la orden. Sostenía que los establecimientos jesuitas se habían
convertido en refugios de determinadas clases sociales y que éstas iban a
reivindicar sus prerrogativas. Cuando un chico tiene 16 años, es muy difícil
que no termine de un lado o del otro, porque está impregnado de altruismo.
En esas aulas, y hasta en las del Colegio Militar, hubo entonces casos
paradigmáticos, que obligan a que nos preguntemos cómo era posible que
jóvenes educados allí terminaran alzándose en armas. Se explica si uno
revisa los documentos de Medellín, en los cuales se propiciaba la teoría de
la liberación y se predicaba la violencia para remover cuestiones sociales
injustas. Tal fue el caso de Helder Cámara.

-¿Y por qué la Iglesia no puso las cosas en claro?

-Quien puso las cosas en claro fue Juan Pablo II en el discurso inaugural de
Puebla, donde proclamó tres verdades. Dijo que no estaban allí como
parlamentarios, sino como pastores, y que no necesitaban recurrir a ninguna
praxis política para luchar por la dignidad del hombre. Después proclamó la
verdad sobre el sentido trascendente de la vida y observó que, de acuerdo
con la fe católica, no se puede reducir a Jesucristo a la mera figura de un
revolucionario que viene a instalar el reino de Dios en la Tierra. Cristo se
reunió, conversó y comió con los publicanos, con las prostitutas, etcétera,
porque estaba en la búsqueda de la oveja perdida. Recuerdo que cuando
escuché esas tres verdades me pregunté por qué no me habían hablado antes
con esa claridad, porque ya era tarde, había corrido mucha sangre. En el
documento leído hace dos años por monseñor Estanislao Karlic en el Congreso
Eucarístico de Córdoba, la Iglesia hizo su mea culpa. Lo que pasa es que la
verdad mediática muestra sólo una mitad y enfatiza las críticas sobre el
silencio de las desapariciones. Nada dice que la Iglesia trataba de que
muchos jóvenes no se confundieran. Pero, de todos modos, la Iglesia debería
participar en el diálogo de reconciliación, porque tiene cosas de las que
arrepentirse. No debería presentarse únicamente como convocante. Lo que más
traba la reconciliación es que quienes cometieron errores no tienen la
suficiente valentía para asumir sus responsabilidades. Nadie se quiere
mezclar en esto y quien tiene algo se lo quiere sacar de encima, ocultarlo.
A los únicos a los que no les molesta hablar del asunto es a los que
reivindican la guerrilla y a los que reivindican la represión.

Por Hugo Gambini
Para LA NACION


Link corto: http://www.lanacion.com.ar/657850

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protocolo diplomático2El aumento a judiciales "sería un delito"3"Hay que
desterrar el odio y reconciliarse", dice Vigo Leguizamón409:19 | Se abre un
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Kirchner al gobierno italiano2Economía | Reina la sorpresa en la embajada
italiana3Economía | El euro batió otro récord y atrae a más inversores en la
Argentina4Política | Kirchner justificó su falta de apego al protocolo
diplomático5Opinión | Paisajes de ruinas Estilo | | |
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"Quienes cometieron errores no tienen la valentía de asumir sus
responsabilidades", dice Vigo Leguizamón
Foto: Marcelo Omar Gómez



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Post by Hector F. Garcia
A estos tipos, el ejercito argentino los "neutralizaria" con las tecnicas
aclamadas que empleo en la decada del 70 al liberar la nacion argentina de
terroristas.
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Tiene 11 años y es el más buscado por la policía
Es el hijo del recordado delincuente Néstor "Sopapita" Merlo, quien en 1996
se hizo famoso cuando fue asesinado por un kiosquero harto de ser asaltado
Tiene 11 años y a la edad en que tendría que ir a la escuela está acusado de
integrar la banda que asaltó al ingeniero Miguel Petrucelli, quien esta
semana, en El Palomar, intentó resistirse al robo de su auto.
Antecedentes
Su padre, Néstor "Sopapita" Merlo, era el precoz líder de una banda que en
los años 90 manejaba a su antojo la delincuencia en la zona de Tres de
Febrero. Él y su gente tenían su "base" de operaciones en Villa Pineral,
provincia de Buenos Aires
Entonces, Merlo peleaba su puesto contra el líder de otra banda de la zona,
que también disputaba el territorio. Sin embargo, "Sopapita" era quien
detentaba el poder.
Entre sus antecedentes, contaba también con enfrentamientos ante la policía
bonaerense; enfrentamientos que luego continuaron con su muerte, como cuando
los efectivos cuidaban la vivienda del kiosquero que el 10 de mayo de 1996
lo mató cuando ingresó a robar a su negocio. Tenía entonces 20 años de edad.
Desde entonces, el comerciante y su familia ya no pudieron vivir tranquilos,
acosados por los seguidores de "Sopapita", y tuvieron que "refugiarse" bajo
la figura de "identidad reservada". A todo esto, la banda del delincuente
también se había dividido en una pelea por espacios de poder.
El día después de la muerte de Merlo, sus seguidores balearon la casa del
kiosquero aún ante la presencia de la policía. Un hecho curioso de aquella
jornada fue que resultó herido de un balazo el recordado periodista Enrique
Sdrech.
Luego, en el funeral, sus amigos habían colocado un porro encendido sobre el
ataúd y despidieron sus restos con tiros al aire ante la mirada policial.
La banda de "Sopapita" era conocida como la de los "Paraguayos". Lo apodaban
de esa manera porque era alto, flaco, cabezón y tomaba bebidas alcohólicas a
granel.
De tal palo...
Ahora, su hijo, de tan sólo 11 años, que lleva el mismo apodo que su papá,
está acusado de haber participado del asesinato del ingeniero junto a tres
cómplices de 14, 15 y 18 años.
La policía cree que el menor se encuentra refugiado en una villa de la zona,
pero sabe que será difícil atraparlo, tal vez porque muchos de los vecinos
lo protegen.
Actualmente, policías de la comisaría Sexta, de la Jefatura Departamental y
de la Delegación de Investigaciones (DDI) de Morón continúan tras sus pasos.
Sin embargo, por ser menor, en el caso en que sea encontrado no será
imputado y quedará, en cambio, a disposición de la Justicia de Menores de la
provincia de Buenos Aires.
En cuanto a sus cómplices, el de 18 años se encuentra preso, el de 14 está a
disposición de la Justicia de Menores, y el de 15 está sospechado de haber
sido quien efectuó el disparo que terminó con la vida del ingeniero, quien
llegaba a su casa a bordo de su auto importado.
Entonces, los gritos de su esposa hicieron que los delincuentes escaparan
sin concretar el robo, pero en su retirada alcanzaron a balear al
profesional.
---
Outgoing mail is certified Virus Free.
Checked by AVG anti-virus system (http://www.grisoft.com).
Version: 6.0.801 / Virus Database: 544 - Release Date: 11/24/2004
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2004-11-28 13:32:00 UTC
Permalink
Post by Hector F. Garcia
A estos tipos, el ejercito argentino los "neutralizaria" con las tecnicas
aclamadas que empleo en la decada del 70 al liberar la nacion argentina de
terroristas.
El problema es que para "neutralizar" a ese tipo, el ejercito
probablemente haria "desaparecer" decenas de miles de personas cuyo
unico crimen era pensar, y empujaria al exilio a casi medio millon. Pero
bueno, la seguridad tiene un precio, no ?

"Aquellos que aceptan sacrificar su libertad a su seguridad no merecen
ni una, ni otra".

Saludos

mario "el franchute"
pedro martori
2004-11-29 08:44:29 UTC
Permalink
and do not encourage
# drug use.
#
# Someone who spoke with Senator Arlene Spector said that "Noone's willing
# to take the political step."
#
# Instead, the biggest federal funding for AIDS prevention in 1996 went to
# programs urging teenagers to abstain from sex ["have sex outside marriage
# and you could DIE"].
#
# The National Institute of Health concluded: "The behavior placing the
# public health at greatest risk may be occurring in legislative and other
# decision making bodies. Millions of unnecessary deaths will occur as a
# result."
#
# The Surgeon General has the power to revoke the ban unilaterally.


Ever see the full page ad showing a group of sweet kids,
asking you to spot which one will become the drug pusher?

That's how the government views us little people: all are potentially guilty.

The government hysteria over drugs has led to students being suspended
for having Advil, under school Zero Tolerance for drugs policy.

Reefer madness leads to Advil insanity.

It is a "gateway" madness. ;-)

No wonder kids don't respect the government's anti-drug crusades.

They are subject to random drug testing if they want to play sports.

* Boston Globe, June 12, 1997
*
* PORTSMOUTH, N.H. (AP) - A full-time plainclothes police officer and
* drug-sniffing dogs will be put to work at Portsmouth High School to
* control drug use. The plan also calls for volunteer drug testing of
* pupils and creating a Scholastic Crimeline, a tip service for the
* kids to snitch on friends, parents.

1984 means a constant State of War.


The government is totally nuts, hooking our flesh up to machines to verify
the pureness of our "precious bodily fluids" [Dr. Strangelove].

Isn't a government demand that our flesh be logically hooked together with
machines the definition of 'cyborg'?


* "The Emperor Wears No Clothes"
usenet
2004-11-29 07:00:37 UTC
Permalink
* The NSA grew out of the post war "Signals Intelligence" section of the
* U.S. War Department. It is unique amongst government organizations in
* America, and indeed most other countries, in that there are NO specified
* or defined limits to its powers.
*
* The NSA can (and does) do just about whatever it wants, whenever, and
* wherever it wants. Although little known in both the U.S. and elsewhere,
* the NSA is quite literally the most powerful organization in the world.
*
* Not limited by any law, and answerable only to the U.S. National Security
* Council through COMSEC, the NSA now controls an information and
* surveillance network around the globe that even Orwell, in his novel
* "1984", could not have imagined.
*
* Most people believe that the current "computer age" grew out of either
* the space program or the nuclear weapons race; it did not.
*
* ALL significant advances in computer technology over the last thirty
* years, from the very beginnings of IBM, through to the super computers
* of today, have been for the NSA. In fact, the world's very first super
* computer, the awe-inspirin
usenet
2004-11-29 08:40:30 UTC
Permalink
received its initial funding from the
* U.S. government through the Defense Advanced Research Projects Agency
* (DARPA), headed for many years by current Secretary of Defense, William
* Perry. In fact, much of the surveillance technology being introduced in
* the private sector was fostered, funded and even directed by government
* agencies.
*
* Once the utility of tracking Alzheimer's patients was demonstrated, it was
* inevitable that someone would consider applications in children. As
* kidnappings and murders of children gain a higher media profile, we are
* likely to hear calls for the use of child tracking devices. The proposed
* panacea could someday be the implantable microchip.
*
* Incredibly, someone was working on just such a system back in 1989.
* According to the Arizona Republic of July 20th, 1989, inventor Jack
* Dunlap was working on a product known as KIDSCAN, designed to help
* locate children who have been kidnapped or murdered.
*
* The article states: "Each child whose parents signed up for
* KIDSCAN would get a computer chip planted under the skin and an
* identification number. The chip would transmit a signal that would bounce
* off a satellite and be picked up by police on a computer-screen map."
*
* The syringe implantable biochip
*
* Which brings us to what is undoubtedly the most fearsome potential threat
* in the surveillance arsenal -- one that should raise the hairs on the neck
* of even the most trusting techno-child of the nineties. It is the
* implantable biochip transponder.
*
* When implanted under the skin of the subject, the biochip will emit low
* frequency FM radio waves that can travel great distances e.g., some miles
* up int
pedro martori
2004-11-29 06:53:35 UTC
Permalink
to revoke the ban unilaterally.


Ever see the full page ad showing a group of sweet kids,
asking you to spot which one will become the drug pusher?

That's how the government views us little people: all are potentially guilty.

The government hysteria over drugs has led to students being suspended
for having Advil, under school Zero Tolerance for drugs policy.

Reefer madness leads to Advil insanity.

It is a "gateway" madness. ;-)

No wonder kids don't respect the government's anti-drug crusades.

They are subject to random drug testing if they want to play sports.

* Boston Globe, June 12, 1997
*
* PORTSMOUTH, N.H. (AP) - A full-time plainclothes police officer and
* drug-sniffing dogs will be put to work at Portsmouth High School to
* control drug use. The plan also calls for volunteer drug testing of
* pupils and creating a Scholastic Crimeline, a tip service for the
* kids to snitch on friends, parents.

1984 means a constant State of War.


The government is totally nuts, hooking our flesh up to machines to verify
the pureness of our "precious bodily fluids" [Dr. Strangelove].

Isn't a government demand that our flesh be logically hooked together with
machines the definition of 'cyborg'?


* "The Emperor Wears No Clothes", by Jack Herer, 1992, ISBN 1-878125-00-1
*
* A new billboard has appeared in Ventura, California, promoting the
* "Zero Tolerance" campaign. It says: "Help a friend, send him to jail."

$ "Gingrich Suggests Tough Drug Measure", NYT, August 27, 1995
$
$ Speaker Gingrich said he would ask Congress to enact legislation imposing
$ the death penalty on drug smugglers, and suggested MASS EXECUTIONS of
$ people convicted under the law might prove an effective det

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