Viejo Vizcacha
2007-07-11 00:27:55 UTC
La ministro de Economía debe renunciar. Y si no renuncia por su cuenta,
el presidente debe pedirle la renuncia.
Es y ha sido siempre mi posición que la gente, a menos que tengamos
pruebas de lo contrario, debe ser juzgada con la vara menos severa. Y
que si hay la posibilidad de duda, o existen varias posibles
explicaciones, siempre debe elegirse la alternativa más favorable al
acusado.
El problema con el caso de la Sra Miceli, es que aún usando la
explicación más favorable a ella, es una explicación que la deja muy mal
parada. La explicación que ella da, es no solamente una explicación que
requiere de los demás una capacidad de creencia propia de un religioso,
sino que además es impropia para un ministro de Economía.
La práctica de comprar inmuebles con dinero en efectivo, es una práctica
que debe ser penalizada, o cuando menos, no alentada por las
autoridades. Que esto lo hubiera hecho el presidente de la Cámara de
Diputados, o la Secretaria de Cultura, o el Ministro de Salud Pública,
sería horroroso, pero disculpable en que a esa gente no se le supone
grandes conocimentos de las leyes financieras y de comportamiento
económico. En el mejor de los casos, la Señora Miceli ha demostrado ser
una persona que NO es cuidadosa con el dinero, y si hay algo que no
puede permitrise en un funcionario de gobierno es eso. Y si dicho
funcionario es además el Ministro de Economía, cuya firma es necesaria
para autorizar gastos por decenas de miles de millones al año, está
claro que esa persona no está a la altura de su función.
VV
el presidente debe pedirle la renuncia.
Es y ha sido siempre mi posición que la gente, a menos que tengamos
pruebas de lo contrario, debe ser juzgada con la vara menos severa. Y
que si hay la posibilidad de duda, o existen varias posibles
explicaciones, siempre debe elegirse la alternativa más favorable al
acusado.
El problema con el caso de la Sra Miceli, es que aún usando la
explicación más favorable a ella, es una explicación que la deja muy mal
parada. La explicación que ella da, es no solamente una explicación que
requiere de los demás una capacidad de creencia propia de un religioso,
sino que además es impropia para un ministro de Economía.
La práctica de comprar inmuebles con dinero en efectivo, es una práctica
que debe ser penalizada, o cuando menos, no alentada por las
autoridades. Que esto lo hubiera hecho el presidente de la Cámara de
Diputados, o la Secretaria de Cultura, o el Ministro de Salud Pública,
sería horroroso, pero disculpable en que a esa gente no se le supone
grandes conocimentos de las leyes financieras y de comportamiento
económico. En el mejor de los casos, la Señora Miceli ha demostrado ser
una persona que NO es cuidadosa con el dinero, y si hay algo que no
puede permitrise en un funcionario de gobierno es eso. Y si dicho
funcionario es además el Ministro de Economía, cuya firma es necesaria
para autorizar gastos por decenas de miles de millones al año, está
claro que esa persona no está a la altura de su función.
VV